martes, 15 de junio de 2010

"Crazy in love with you..."[Radio]

Locura.
Todo comienza y es tan solo un sueño lo que tienes. Un sueño al que de no ser porque lo sueñas tres veces a la semana ni siquiera darías importancia. Siempre el mismo sueño: Una habitación pequeña que desconoces, la cama a tu derecha, un escritorio que hace esquina a tu izquierda y un armario empotrado al frente. Nada parece moverse, no puede haber nadie en esa habitación, rectangular, sin lugar a escondrijos. Todo es normal, menos el hecho de que no deberías estar ahí. Y tan solo observas sin moverte y piensas en el por qué, tal vez en el como, o en el cuando. Siempre el mismo y aburrido sueño. Pero, llega un día, tras 20 días de sueños aburridos, en el que algo cambia, algo que en anteriores ocasiones no estaba en tu sueño ahora aparece y te das cuenta. Poco a poco vas reuniendo objetos, manchas, posters, colores que aparecen, y te llegas a obsesionar con ellos. Cada vez duermes más. Te encuentras durmiendo la siesta cuando nunca antes la habías dormido, tan solo por la intriga y la obsesión que tu misterioso sueño provoca en ti. Ni siquiera acudes a un sicólogo. ¿Para qué? ¿Para que te diga que es normal y te cobre por ello?, piensas. Tu obsesión comienza a alejarte de la sociedad. Tus amigos se van alejando, tu familia no sabe que hacer, tu novia te deja porque prefieres dormir a estar con ella. Tu sueño te arruina la vida plena y satisfactoria de la que antes disfrutabas. Tu sueño se convierte en tu dueño, y consigue que bailes a su paso rítmico, impreciso, imprevisible. Y por supuesto, tu cuarto se convierte en tu oficina de investigación, dibujos, datos, narraciones, listas, referencias. Lo que antes era tu pared, una pared monótona, lisa, sin adornos, ahora se ve, sin verse, empapelada por completo. La locura está cerca. La locura está cerca...

-Hola, mi nombre es Steffan. Tengo 17 años, 5 meses, 2 días, 13 horas y 24 minutos. Mis colores favoritos son el blanco y el negro. Me gusta la música country, las figuritas de soldados armados, fotos ordenadas y colocadas sobre una pared blanca, las listas, los rotuladores azules, y por supuesto los negros. No me gusta el cacao en polvo en el desayuno, ni el azúcar. Tampoco soy muy amigo de los bolígrafos que suenan “click”, detesto ese sonido. También detesto el desorden, sobre todo en habitaciones pequeñas, los libros, si, los libros deberían estar bien colocados, ¿sabe?, casi nunca lo están en los lugares a los que entro: me pone nervioso. Duermo mucho, duermo siempre con la cabeza girada a mi izquierda, y mi cuerpo también, facilita que sueñe lo que quiero soñar. Durmiendo hacia la derecha todo es distinto, los sueños que me vienen a la cabeza tan solo son románticos y perfectos cuentos de hadas que me ponen nervioso al saber que no hay lugar en ellos para mí. Mi novia me dejó la semana pasada, hace 7 días de eso, no es una aproximación ese “la semana pasada”, no me gusta la gente que aproxima, que redondea. Dijo que yo estaba loco, ¿sabe?, ¡loco! ¿Qué sabrá ella lo que soy o dejo de ser? Ella no me conoce lo suficiente para juzgarme como lo hizo, y menos para alejarse de mi. Tiene mi sudadera blanca. No me la devolvió, algún día de estos, cuando no esté durmiendo iré a pedírsela. Ella sabe que es mía esa sudadera. Debería venir ella a dármela a mi. Hay tantas cosas blancas que me gustan... La luz de la cocina, tan imprecisa, nunca sabes si se encenderá de golpe o parpadeará antes de estabilizarse, pero si que sabes que al final la verás blanca, me gusta. También los papeles en blanco, siempre escribo en ellos listas, historias, cosas que me vienen a los sueños, también dibujo mucho cosas que “veo”. Es casi siempre lo mismo pero hay que fijarse bien, hay cosas que cambian. Escribo siempre con bolígrafo negro, odio que se acabé un bolígrafo, por eso nunca los termino del todo, yo al menos no, puede que alguien de mi familia si, yo no los vuelvo a ver una vez que los dejo a medio terminar. Esa palabra, terminar, es una de las palabras que me gustan más. Porque es satisfactorio, ¿verdad?, llegar a la conclusión, finalizar algo, significa que antes lo has comenzado, y lo has desarrollado, has resuelto los problemas, los has saltado, los has esquivado quizá, pero has llegado a la meta. Una meta imaginaria que tu mismo te propones, y que nunca está fuera de tus posibilidades o límites. Estarías loco de lo contrario ¿no? ¿Quién se propone llegar a metas que sabe nunca alcanzará? Eso si que es estar loco, y no lo que dice mi novia. Si, duermo más ahora, estoy más ocupado, son cosas de la vida, no me puede culpar por ello, soy inocente en lo que ella me sentencia culpable. Es como si el mundo se hubiera vuelto loco. Como si el mundo se hubiera propuesto llegar a una meta en el espacio exterior que no es capaz de alcanzar. Estás destinado a girar durante toda tu existencia del modo en que lo haces ahora, ¿por qué crees posible llegar a algún sitio al que no has llegado ya? Pon los pies en ti, tierra. Pon los pies en ti. ¿Qué piensa usted de todo esto?
- Aunque vivo dentro de un espejo, puedo decirte que aquí dentro el mundo es igual al tuyo, y que pienso lo mismo, completa y absolutamente lo mismo, pero invertido quizá. ¿Sabes qué estoy pensando? Parecemos almas gemelas, somos muy parecidos. En serio, ¿no seremos parientes y no lo sabemos verdad? Bueno, creo que debería seguir a lo mío, avanzar en mi investigación. Por cierto, encantado de conocerte Steffan.
-Si, pienso lo mismo, yo también debería ¿sabes?, hasta otro momento Naffets. Igualmente encantado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario