sábado, 25 de diciembre de 2010

¡BANG!

¡BANG! Todos los ladrillos desperdigados por la acera, una humareda de polvo translucida, y una figura que poco a poco se dibujaba mientras andaba tranquilamente por entre los escombros. Y la gente se empezaba a alejar, corriendo, de un lado para otro, sin saber por donde escapár. La figura era un chico al que ahora ya se le podia ver entero, bien definido. Un chico normal y corriente que ahora alzaba su mano al frente. De la palma de su mano de cuatro dedos empezó a nacer una luz que se concentraba en una esfera, y... ¡BANG! El mundo era suyo, destruía cuanto quería y nadie se interponía en su camino. Un superpoder que no conllevaba ninguna responsabilidad. Una luz que iluminaba su destino... ¡BANG!

viernes, 24 de diciembre de 2010

"¿Feliz navidad?"

-Un café con leche por favor.
-¿Quiere azucar?
-Sí, écheme un poco, no me vendrá mal.
Se escuchaban villancicos en la calle, la nieve se posaba sobre los viandantes y las farolas negras, ahora ya casi blancas, se empezaban a despertar aquella tarde de invierno. La navidad, todos queríamos que fuese verdad, pero tan solo era un engaño dirigido a todos aquellos niños que miraban escaparates de tiendas de regalos esperando que un supuesto señor vestido de rojo y blanco hubiese recibido su nuevamente falsa carta donde explicaba que era lo que quería encontrarse bajo el arbol la mañana siguiente. Desde que lo descubrí, siempre he pensado que la desilusión que se lleva un niño cuando se entera de la farsa tiene que ser inmensa, quiero decir, que ese niño llevaría engañado 6-7 años por toda su familia e incluso algunos de sus mas considerados amigos. La patada a la felicidad en esas ocasiones consigue que tu navidad quede reducida a pensamientos estresantes, y materialismo finalmente definido. Porque no eres materialista cuando eres niño, cuando eres niño eres tan solo un niño, y prefieres arriesgarte a quedarte sin regalo de navidad solo por poder ver a ese mágico señor que debería entrar por la chimenea. Triste escenario cuando los padres no se lo montan bien.
-Que pase usted buena tarde, señor.
Los casos se habían multiplicado en poco tiempo, y mis navidades iban a ser solo trabajo hasta que los resolviera. Abrí la puerta, y el frio invernal y copos de nieve azotaron mi cara, como esperando despertarme mas que el café que me habia tomado. La vida no era igual desde la dorada infancia.

lunes, 20 de diciembre de 2010

El ángel de la jungla

Jim ('Code Poet')'s Photography


"-Sigue sin haber un solo día en que no piense en ello, ¿sabes?, lo extraño tanto que ni siquera se si podré vivir sin ello. Hoy me he levantado, y he tenido una visión. Un ángel entraba por mi puerta, volando, rozando el techo con las plumas de sus alas, y contaba historias pasadas mientras giraba y giraba por toda la habitación, hasta parecia estar totalmente fuera de sí. Ni me estaba viendo, miraba al frente como si el mundo que veía no fuese el mismo en el que estaba yo. Pero sonreía recordando cuantas aventuras había vivido y eso me ha hecho sonreir a mí. Me he sentado en la cama, espectante, mirando a los cielos, viendo como una hermosa criatura mostraba al mundo su hermosa sonrisa y era feliz sin saber de nada mas que de sus recuerdos de la infancia. He admirado su belleza y he acariciado sus palabras, las he guardado dentro, y juro por mi existencia que jamás saldrán de ahí, porque son las mas bellas palabras que en mi vida escucharé."

jueves, 16 de diciembre de 2010

Chapter One

Vacía, una bolsa de palomitas, apoyada en una lámpara gris que tiene como fondo una pared salpicada. A su izquierda una pantalla. Las palabras fluyen en una página en blanco. No se escuchan teclas presionar. Frente a la pantalla, presionadas por el aire saltan y brincan creando una melodía visual que solo ellas ven. Saben sin saber, siendo siempre desdichadas, que sorprendidas por soplos, dedos, puños, manos, son presionadas a susurrar palabras que sin saber que significan escriben y escriben sin cesar. Y dos, dos son las manos que deberían estar y no están revoloteando sobre ellas. Solitarias presionadas por la nada, ¿qué escriben? La mirada se dirige a la pantalla y donde había tan solo una página en blanco ahora:
“Te mataré, no importa donde o cuando. ¡Te mataré!”
La luz de un día soleado se abría paso por entre las ranuras de una persiana a medio cerrar. Creando espacios soleados en una sábana blanca, y parte en un rostro boquiabierto. Uno de los espacios iluminados descansaba en ese momento sobre uno de los párpados que cerrados fuertemente parecían gritar “¡Despertadme, mi sueño ha llegado a un callejón sin salida y me veo rodeado!”. Y se abrieron de par en par, de repente, como si hubieran escuchado gritar estas líneas. Tras ellos, unos ojos azules, con tonos verdosos de cuando en cuando, aparecieron, asustados, calibrando enfoque y luz, desorientados, mirando al frente. Se incorporó cuando su mente despertó y vio que estaba otra vez en una pequeña habitación, en la suya, la normal, sin teclas solitarias, en la de siempre. Poco iluminada.
Le extrañaba haber dormido tanto y tan bien.